""Un camino de mil millas comienza con un paso" ... una visión holística de como hallar el sendero hacia el reencuentro con uno mismo...

sábado, 30 de octubre de 2010

¿Por qué voy en bici? Por: Pablo León (I love bicis)



"Las bicicletas son para el verano", parafrasea a Fernando Fernán Gómez el portero de mi casa cuando me ve entrar con mi Kastel azul. Y, en un país como España, donde el uso de los pedales estaba relegado a los paseos, el deporte o el ocio, tiene algo de razón.
Sin duda, las costumbres son difíciles de cambiar pero si Häagen Dazs consiguió vender sus helados en noviembre significa que no es imposible. Además, en Alemania, donde en invierno llegan a los menos 20 grados, se usan bicis todo el año. En Amsterdam, donde llueve un día sí y otro no, hay 1,1 bicicletas por habitante (algo menos que el ratio de líneas de móvil por persona en España, por cierto) y en China, donde en algunas ciudades la polución enturbia la visión, la bicicleta es estratégica (compartida y necesaria, de acuerdo, pero ahí está).

"Pero estás loco, cómo vienes en bicicleta al trabajo", me dijo mi jefe cuando descubrió que cada mañana aparcaba la bici en el parking del periódico. Es una pregunta recurrente. Lo cierto es que tardo menos, es más agradable que el metro y, en cada cuesta, los glúteos lo agradecen. En España, la hostilidad de las ciudades a las dos ruedas se manifiesta en la forma del archienemigo peligro acompañado de sus ayudantes, pero no por ello menos mencionadas, cuestas. La seguridad preocupa pero de todos los accidentes ocurridos en España en 2008, el 3% implicaban a bicicletas, según el observatorio de la DGT. En Nueva York, una ciudad con casi 9 millones de personas y un 11% de biciclistas, entre 1996 y 2005 las bicis se vieron implicadas en 3.700 incidentes con heridos. Las cuestas son otra cosa más difícil de rebatir. Sólo decir que una vez que te pones, pensar en el verano y en las horas de gym que se ahorran, ayuda.

"Yo iría con la bici a trabajar pero por la acera voy muy despacio y la carretera me da un poco de miedito", dice Sandra, una habitante de Madrid. Muchas asociaciones se quejan de la  falta de carriles bici. Es cierto. Pero lo que falta son ganas y costumbre. Hace unos meses, el Centro de Investigación del Transporte, con expertos de tres universidades españolas (la UPM, la de Universidad de Burgos y la de Cantabria), presentó las conclusiones del proyecto Probici. Se podrían resumir en una frase: el ciclista se siente más cómodo con un espacio dedicado a él pero para montar en bici lo que hay que hacer es empezar a pedalear. “Las infraestructuras son esenciales para la propagación de las dos ruedas en las urbes. Sin embargo, las políticas de fomento de la bicicleta en España se reducen prácticamente a la construcción de vías ciclistas segregadas del tráfico y que, a menudo, se traduce en tramos inconexos o con muchos rodeos. El resultado son carriles que no permiten un uso eficiente y que, cuando ocupan las aceras, aumentan el riesgo de accidentes y los conflictos con los peatones”, aseguraba Clemente Álvarez en el post ¿Qué va antes: el ciclista o el carril bici? desde su blog Eco-Lab.
No le falta razón. Madrid, uno de los peores ejemplos de ciudad que fomenta el uso de la bicicleta de España, presentaba con orgullo sus primeros kilómetros de carril bici en 2005. Luego se lanzó una M-30 para ciclistas de fin de semana que no conectaba con el centro urbano. Actualmente de los 106 kilómetros de carril que hay en la capital, no llegan a 10 los que están en la almendra central y, encima, aparecen desconectados. En otras ciudades, como Sevilla y Barcelona, se han construido carriles bici y se ha implantado un sistema de bici pública que, en el caso de la capital andaluza, ha sacado del armario a cientos de ciclistas. El sistema público funciona, siempre que haya suficientes puestos de préstamo y que las bicis se mantengan en buen estado. Su éxito se basa en varias razones: no tienes que buscar grilletes para evitar el robo del velocípedo; ver ciclistas desde el atasco provoca una cierta envidia y hace sentir al ciclista parte del ambiente urbano y no el último mono que ha llegado a la jungla.


"Vengo a la Bici Crítica desde hace un par de años. Aquí está la gente que quiere cambiar un poco el mundo". Gabi es un convencido. Usa la bici en la ciudad porque cree que ayuda al medio ambiente y a la convivencia y por eso la divulga el último jueves de cada mes en Madrid. El transporte generó en España en 2009 un 23,4% de las emisiones de efecto invernadero. Obviando los renombrados gases de las vacas, la movilidad sigue siendo uno de los principales causantes del calentamiento global por eso muchos activistas de las masas críticas relacionan bici con medio ambiente. Además del efecto positivo que provoca una marcha por la ciudad con biciclistas expertos en esquivar coches para los neófitos. Un par de clases con guías urbanos ilustraría -desde el sillín- a los no iniciados que moverse por una capital en bici no es tan complicado.
Ya no vale el frío, la contaminación o las cuestas. En España las bicis son para todo el año y si no es por economizar tiempo y disfrutar del paisaje urbano; si no es por el medio ambiente y ahorrar dinero y gasolina; si no es por la salud y no invertir tiempo ni euros en gimnasios, sólo queda una razón que pueda convencer a los escépticos: el culo. Con cada pedaleo, será capaz de aguantar más tiempo el desafío de la gravedad. Al final, el mundo global y tus fans particulares te lo agradecerán.

 


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Una de esas pelis que te dejan pensando durante largo tiempo después... 





Como ya decía una sabia, que nuestra gota no falte en el océano…

viernes, 29 de octubre de 2010

FENG SHUI ¿Te suena?


Probablemente la respuesta sea afirmativa. Está de moda. Pobre de aquel que no adecue su casa en base a sus principios, bloqueo de energía señores.
Ya hablamos en post anteriores acerca del Yin y el Yang y de la energía vital (Qi) presente en todo lo que nos rodea. Pues bien, podemos decir que el Feng Shui es el arte milenario chino que trata de organizar todos los elementos  físicos de nuestro entorno de modo que permitan la correcta circulación de la energía.
Cuando el Chi fluye sin trabas ejerce una influencia positiva y aporta energía vital a todo lo que encuentra en su camino. Cuando se bloquea y se estanca puede tener influencias negativas.
El Feng shui aprovecha y orienta el Qi favorable y da soluciones para reparar el Qi desfavorable.
Visto de este modo a muchos les puede sonar a patraña china, pero ¿a quién de vosotros no os ha ocurrido que al entrar en un determinado lugar éste os invite a quedaros cómodamente o por el contrario a marcharos a toda prisa? En principio son solo paredes, muebles, ventanas, lámparas… sin embargo percibimos  algo más y ese algo puede estar relacionado simplemente con la energía que emana el lugar.
La energía fluye siguiendo unos parámetros, con la ayuda del Feng Shui se puede conocer su recorrido y así modificar la energía de nuestra casa.
El Feng Shui utiliza colores, números, símbolos de animales y los cinco elementos (tierra, agua, fuego, metal y madera) para producir equilibrio y armonía en nuestro entorno. Actualmente esta técnica se ha extendido por todo el mundo y la aplican decoradores especializados en el arte.
No se trata de volvernos locos y querer llevar a cabo cada regla de este sistema,  viviendo en Occidente esto se plantea como algo casi utópico. Pero si existen ciertas pausas al alcance de todos nosotros, que curiosamente son además las más básicas y beneficiosas y con las que notaremos grandes resultados.
En este primer acercamiento anotaremos algunas de ellas:
-       El orden y la limpieza en todas las estancias de nuestras casa son fundamentales para atraer la buena energía.
-       El acumular cosas inservibles o deterioradas favorece el estancamiento del Qi y entorpece el crecimiento en ciertos aspectos de nuestra vida.
-       Un lugar bien ventilado y con buena iluminación se postula como una de las reglas primordiales del Feng Shui.
-       La buena armonización de los cinco elementos (agua, madera, fuego, tierra  y metal) en nuestro hogar es el primer paso para reequilibrar la energía existente en él.
Como ven, las primeras reglas son de muy fácil cumplimiento. Unos sencillos pasos son el comienzo para equilibrar toda la energía que fluye a nuestro alrededor. En próximos posts iremos ahondando en este arte milenario y no estaría mal que comentarais vuestras propias experiencias al respecto.

Un saludo cargado de buenas vibraciones.

domingo, 24 de octubre de 2010

¿Quién eres?... J. Bucay


Aquel día Sinclair se levantó como siempre a las 7 de la mañana. Como todos los días, arrastró sus pantuflas hasta el baño y después de ducharse se afeitó y se perfumó. Se vistió con ropa bastante a la moda, como era su costumbre y bajó a la entrada a buscar su correspondencia. Allí se encontró con la primera sorpresa del día:
¡No había cartas!

Durante los últimos años su correspondencia había ido en aumento y era una parte importante de su contacto con el mundo. Un poco malhumorado por la noticia de la ausencia de noticias, apuró su habitual desayuno de leche y cereal (como recomendaban los médicos), y salió a la calle.

Todo estaba como siempre: los mismos vehículos de siempre transitaban las mismas calles y producían los mismos sonidos en la ciudad, que se quejaba igual que todos los días.
Al cruzar la plaza casi tropezó con el profesor Exer, un viejo conocido con quien solía charlar largas horas sobre inútiles planteos metafísicos. Lo saludó con un gesto, pero el profesor pareció no reconocerlo; lo llamó por su nombre pero ya se había alejado y Sinclair pensó que no había alcanzado a escucharlo.
El día había empezado mal y parecía que empeoraba con las posibilidades de aburrimiento que flotaban en su ánimo.
Decidió volver a casa, a la lectura y la investigación, para esperar las cartas que con seguridad llegarían aumentadas para compensar las no recibidas antes.

Esa noche, el hombre no durmió bien y se despertó muy temprano.
Bajó y mientras desayunaba comenzó a espiar por la ventana para esperar la llegada del cartero.
Por fin lo vio doblar la esquina, su corazón dio un salto. Sin embargo el cartero pasó frente a su casa sin detenerse. Sinclair salió y llamó al cartero para confirmar que no había cartas para él. El empleado le aseguró que nada había en su bolso para ese domicilio y le confirmó que no había ninguna huelga de correos, ni problemas en la distribución de cartas de la ciudad.
Lejos de tranquilizarlo, esto lo preocupó más todavía.
Algo estaba pasando y él debía averiguarlo.
Buscó una chaqueta y se dirigió a casa de su amigo Mario.
Apenas llegó, se hizo anunciar por el mayordomo y esperó en la sala de estar a su amigo, que no tardó en aparecer. El hombre avanzó al encuentro del dueño de casa con los brazos extendidos, pero este se limitó a preguntar:
—Perdón señor, ¿nos conocemos?

El hombre creyó que era una broma y rió forzadamente presionando al otro a servirle una copa. El resultado fue terrible: el dueño de casa llamó al mayordomo y le ordenó echar a la calle al extraño, que ante tal situación se descontroló y comenzó a gritar y a insultar, como avalando la violencia del fornido empleado que lo empujó a la calle....
Camino a su casa, se cruzó con otros vecinos que lo ignoraron o actuaron con él como si fuera un extraño.

Una idea se había apoderado del hombre: había una confabulación en su contra, y él había cometido una extraña falta hacia aquella sociedad, dado que ahora lo rechazaba tanto como algunas horas antes lo valoraba. No obstante, por más que pensaba, no podía recordar ningún hecho que pudiera haber sido tomado como ofensa y menos aun, alguno que involucrara a toda una ciudad.

Durante dos días más, se quedó en su casa esperando correspondencia que no llegó o la visita de alguno de sus amigos que, extrañado por su ausencia, tocara su puerta para saber de él; pero no hubo caso, nadie se acercó a su casa. La señora de la limpieza faltó sin aviso y el teléfono dejó de funcionar.
Entonado por una copita de más, la quinta noche Sinclair se decidió a ir al bar donde se reunía siempre con sus amigos, para comentar las tonterías cotidianas. Apenas entró, los vio como siempre en la mesa del rincón que solían elegir. El gordo Hans contaba el mismo viejo chiste de siempre y todos lo festejaban como era costumbre. El hombre acercó una silla y se sentó. De inmediato se hizo un lapidario silencio, que marcaba la indeseabilidad del recién llegado. Sinclair no aguantó más:
—¿Se puede saber qué les pasa a todos conmigo? Si hice algo que les molestó, díganmelo y se terminó, pero no me hagan esto que me vuelve loco...

Los otros se miraron entre sí entre divertidos y fastidiados. Uno de ellos hizo girar su índice sobre su sien, diagnosticando al recién llegado. El hombre volvió a pedir una explicación, luego rogó por ella y por último, cayó al suelo implorando que le explicaran por qué le hacían eso a él.
Sólo uno de ellos quiso dirigirle la palabra:
—Señor: ninguno de nosotros lo conoce, así que nada nos hizo. De hecho, ni siquiera sabemos quién es usted...

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y salió del local, arrastrando su humanidad hasta su casa. Parecía que cada uno de sus pies pesaba una tonelada. 


Ya en su cuarto, se tiró en la cama. Sin saber cómo ni por qué, había pasado a ser un desconocido, un ausente. Ya no existía en las agendas de sus corresponsales ni en el recuerdo de sus conocidos y menos aún en el afecto de sus amigos. Como un martilleo aparecía un pensamiento en su mente, la pregunta que otros le hacían y que él mismo se empezaba a hacer:
¿Quién eres?

¿Sabía él realmente contestar esta pregunta? Él sabía su nombre, su domicilio, el talle de su camisa, su número de documento y algunos otros datos que lo definían para los demás; pero fuera de eso: ¿Quién era, verdadera, interna y profundamente? Aquellos gustos y actitudes, aquellas inclinaciones e ideas, ¿eran suyos verdaderamente? ¿o eran como tantas otras cosas: un intento de no defraudar a otros que esperaban que él fuera el que había sido? Algo empezaba a estar claro: el ser un desconocido lo liberaba de tener que ser de una manera determinada. Fuera él como fuera, nada cambiaría en la respuesta de los demás. Por primera vez en muchos días, encontró algo que lo tranquilizó: esto lo colocaba en una situación tal, que podía actuar como se le ocurriera sin buscar ya la aprobación del mundo.
Respiró hondo y sintió el aire como si fuera nuevo, entrando en los pulmones. Se dio cuenta de la sangre que fluía por su cuerpo, percibió el latido de su corazón y se sorprendió de que por primera vez NO TEMBLABA.

Ahora que por fin sabía que estaba solo, que siempre lo había estado, ahora que sabía que sólo se tenía a sí mismo, ahora... podía reír o llorar... pero por él y no por otros.
Ahora, por fin, lo sabía: SU PROPIA EXISTENCIA NO DEPENDÍA DE OTROS

Había descubierto que le fue necesario estar solo para poder encontrarse consigo mismo...
Se durmió tranquila y profundamente y tuvo hermosos sueños....Despertó a las diez de la mañana, descubriendo que un rayo de sol entraba a esa hora por la ventana e iluminaba su cuarto en forma maravillosa.
Sin bañarse, bajó las escaleras tarareando una canción que nunca había escuchado y encontró debajo de su puerta una enorme cantidad de cartas dirigidas a él.
La señora de la limpieza estaba en la cocina y lo saludó como si nada hubiera sucedido.
Y por la noche en el bar, parecía que nadie había registrado aquella terrible noche de locura. Por lo menos, nadie se dignó a hacer algún comentario al respecto.
Todo había vuelto a la normalidad...

Salvo él, por suerte, él, que nunca más tendría que rogarle a otro que lo mirara para poder saberse... él, que nunca más tendría que pedirle al afuera que lo definiera... él, que nunca más sentiría miedo al rechazo...
Todo era igual, salvo que ese hombre nunca más se olvidaría de quién era.

sábado, 23 de octubre de 2010

Capítulo 1: El Yin y el Yang


Para entender con cierta claridad la base de toda teoría, práctica o pensamiento oriental es necesario tener una visión correcta de los conceptos Yin y Yang. Frecuentemente existe una idea equivocada acerca de ellos y cualquier aspecto que los menciones se trivializa o se le añaden connotaciones esotéricas que nada tiene que ver con su real significado y vital importancia.
El símbolo que representa la polaridad Yin Yang nos resulta hoy en día totalmente familiar, debido a la cantidad de aspectos con los que lo relacionan y la publicidad que se la ha dado, pero sin embargo la mayoría de la gente no conoce en realidad la magnitud de lo que representa en las tradiciones orientales.
La interacción entre Ying y Yang se debe de entender como un proceso cíclico, circular, por el que el uno genera a su contrario. El aumento de uno supone la mengua de su opuesto, la plenitud de un lado supone la decadencia del otro. Son al mismo tiempo opuestos y totalmente complementarios.

  
De esta forma, si observáramos el símbolo que lo representa, tendríamos que imaginarlo como una esfera en continuo movimiento, en donde el blanco y el negro se mezclaran para ir ofreciendo diferentes tonalidades. No se trata de un concepto estático sino todo lo contrario, un continuo flujo de energía, que es en definitiva el origen de todos lo fenómenos que tienen lugar en el universo.
En todas las cosas existe un aspecto Yin y un aspecto Yang que se hallan en tensión o equilibrio dinámico. La interacción entre Yin y Yang genera todos los fenómenos de la naturaleza. Yin y Yang son aspectos de una relación y las cosas puede ser Yin o Yang según la relación en la que intervengan.
Un buen ejemplo para entender todo el proceso se puede observar a través del ciclo día y noche. La luz es la máxima expresión del Yang, al mismo tiempo el Yin se relaciona con la oscuridad. Pues bien, si contemplamos el mediodía como la máxima expresión de Yang durante el día y la medianoche como su contrario, podríamos observar como el flujo de energía siempre permanece en continuo movimiento. A lo largo de la jornada las dos energías conviven, sólo que dependiendo del momento una predomina sobre la otra. Tanto el amanecer como el atardecer se pueden entender como puntos de inflexión en donde las dos energías permanecen para luego favorecer el crecimiento de una y el recogimiento de su contraria.


La alternancia entre ellas genera un movimiento permanente, lo que hace que todo cambie. Ningún fenómeno existe de modo absoluto por sí mismo, sino que se hace comprensible gracias a la comparación con su opuesto, a la relación que mantiene con él.
En general se asocia al Yang la masculinidad, la actividad, el calor, el fuego, la claridad, la sequedad, la dureza, ... y al Yin con la femineidad, la pasividad, el frío, el agua, la oscuridad, la humedad, la blandura,… y así hasta el infinito.
Desde esta perspectiva, es fundamental que exista un equilibrio energético en todos los fenómenos presentes en la naturaleza.
Al igual que en todos los elementos del universo, en nuestro propio cuerpo también se debe dar ese equilibrio energético (energía Qi), sino es así aparece la enfermedad. 
Es éste, de modo muy resumido, el primer punto de partida para entender el objetivo de la Medicina Tradicional China y otras terapias alternativas orientales. 
Próximamente prestaremos especial atención al funcionamiento de la energía (Qi) de nuestro propio organismo. Entenderemos cómo nuestro cuerpo es un pequeño universo  en dónde el equilibrio energético es fundamental para nuestro bienestar general y cómo trabajar para que esto sea así.

"En la naturaleza, la estructuración de todas las cosas depende de la conjugación de la energía. Los diferentes cambios de la energía proporcionan la diversidad de las cosas, de ahí que reciban nombres diferentes".
Liu Jie Zang Xiang Lun (Neijing)
 



viernes, 22 de octubre de 2010

Receta de WWF para salvar la Tierra: más energías renovables y menos consumo de carne


Si seguimos manteniendo estos hábitos de consumo, a este paso, necesitaremos más de 3 “Españas” para satisfacer las demandas de recursos naturales.
 Estas conclusiones se derivan del “Informe Planeta Vivo 2010” de WWF, una evaluación bianual que toma el pulso a la salud del planeta analizando la situación de la biodiversidad global y midiendo la demanda de la población sobre los recursos naturales de la Tierra.
El diagnóstico del Planeta es, cuanto menos, alarmante: la salud de los ecosistemas ha disminuido un 30 por ciento y la huella ecológica se ha duplicado.
La Huella Ecológica es el área requerida por la gente para proporcionar los recursos que utiliza, para infraestructuras y para absorber el CO2 emitido.
Si se continúa con la actual gestión tradicional, la humanidad necesitaría 2 planetas en 2030 y casi 3 en 2050 para satisfacer sus demandas.

Cada vez le cuesta más al planeta abastecernos. El consumo mundial de recursos ha superado la capacidad regenerativa de la Tierra (biocapacidad).
La población mundial utilizó el equivalente a 1,5 planetas en 2007 para sostener sus actividades.
A modo de ejemplo, la huella hídrica de un café con leche y azúcar, servido en taza desechable, es de 200 litros de agua.

Sin embargo, la actual crisis económica ofrece una oportunidad única para reevaluar el modelo de desarrollo e iniciar la ruta hacia la sostenibilidad. WWF cree que esto es posible y, para ello, ha identificado dos retos prioritarios: energía y alimentación.
Un escenario alternativo al de la gestión tradicional es disminuir al máximo la huella del carbono hasta conseguir un planeta 95% renovable. También se recomienda disminuir el consumo de carne y productos lácteos. Si la humanidad redujera el consumo de estos productos tan sólo en un 9%, se conseguiría una reducción de la Huella del 35%. 


 (J. Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España)

miércoles, 20 de octubre de 2010

LAS PESCADORAS


 Érase una vez un grupo de mujeres pescadoras. Después de concluir la faena como cada jornada, se pusieron en marcha hacia sus respectivas casas para reunirse con sus familias y descansar. El trayecto era largo y, cuando la noche comenzaba a caer, se desencadenó una violenta tormenta.

Llovía tan torrencialmente que era necesario guarecerse. Divisaron a lo lejos una casa y comenzaron a correr hacia ella. Llamaron a la puerta y les abrió una hospitalaria mujer que era la dueña de la casa y se dedicaba al cultivo y venta de flores. Al ver totalmente empapadas a las pescadoras, les ofreció una habitación para que tranquilamente pasaran allí la noche.

Era una amplia estancia donde había una gran cantidad de cestas con hermosas y muy variadas flores, dispuestas para ser vendidas al siguiente día.

Las pescadoras estaban agotadas y se pusieron a dormir. Sin embargo, no lograban conciliar el sueño y empezaron a quejarse del aroma que desprendían las flores:
 “!Qué peste! No hay quien soporte este olor. Así no hay quien pueda dormir”.
 Entonces una de ellas tuvo una idea y se la sugirió a sus compañeras:
  --No hay quien aguante esta peste, amigas, y, si no ponemos remedio, no vamos a poder pegar ojo en toda la noche. Coged las canastas de pescado y utilizadlas como almohada y así conseguiremos evitar este desagradable olor.

  Las mujeres siguieron la sugerencia de su compañera. Cogieron las cestas malolientes de pescado y apoyaron las cabezas sobre ellas.

 Apenas había pasado un minuto y ya todas ellas dormían profundamente.


 Es curioso como en determinadas situaciones complicadas en nuestro día a día, la necesidad de adaptarnos sobrepasa incluso los límites de nuestro propio sentido común.
Al igual que ocurria con la rana que estaba siendo hervida y no se percataba hasta que era demasiado tarde, el tratar con un problema durante un tiempo nos hace a veces de un modo peligroso (entiendo que como modo de afrontamiento) habituarnos a él, tanto como para normalizarlo y abandonar la batalla para superarlo y seguir realizándonos como deseamos interiormente.

Lamentablemente si permitimos que nuestra adaptación sea el resultado de resignación y poca voluntad hacia el cambio, puede llegar el momento en el que nos encontremos mucho más cómodos entre canastas de pescado que entre cestas de hermosas flores.